miércoles, 14 de julio de 2010

Stalker: ¿Cuáles son los mayores deseos del alma?

-CRÍTICA 100 DEL BLOG-



Película: Stalker (Сталкер, URSS-Alemania Occidental, 1979)
Director: Andrei Tarkovsky
Actores: Aleksandr Kaidanovsky, Anatoli Solonitsyn, Nikolai Grinko, Natasha Abramova.

Crítica: Internarse en la zona fílmica de Tarkovsky es un viaje de introspección a lo más profundo de nuestros pensamientos y esta vez nos acompañan tres personajes.
Un stalker (Aleksandr Kaidanovsky) es una persona que guía a personas que lo desean (y porqué no, le paguen) hacia La Zona, un lugar donde tiempo atrás cayó un meteorito, y donde existe una habitación en la que a las personas se les cumplen sus más anhelados deseos; pero el problema es que las personas que no saben cruzar el camino nunca han aparecido, por lo que la policía cerco la entrada, aunque los stalker encuentran el modo de adentrar a las personas, en el caso del filme serán un escritor (Anatoli Solonitsyn) y un profesor (Nikolai Grinko) quienes buscarán entrar a la habitación de la zona.



Basado en la novela “The Roadside Picnic” de los hermanos Boris y Arkadi Strugatsky (quienes también realizaron el guión adaptado), Andrei Tarkovsky (que también participo en el guión pero sin acreditarse) encontró otra historia en la cual se reflejen los aspectos de la sociedad que intervienen en nuestra mente y hacer un análisis junto con los personajes del filme de cuáles son los reales deseos de cada persona, por qué vivir y para quienes seguir viviendo, esto se complementa con las poesías del padre de Andrei, que en conjunto vuelve a realizar una historia de lo más compleja (al publico palomero le parecerá absurda) pero es un incesante deseo de Tarkovsky de mostrarnos una filosofía de vida por medio de escenas sucias, crudas pero a la vez increíbles, con lo que pasamos a lo técnico que hay que decir que a diferencia de Solaris logra traspasar los límites de la ciencia ficción y que técnicamente todo es perfecto para crear de nuevo escenas que dejan al espectador sin habla y sentido por un buen rato (Tarkovsky demostró que es uno de los maestros de los finales).
Las actuaciones siguen sin decepcionar en la filmografía del director soviético y de nuevo quien roba cámaras es Anatoli Solonitsyn que ya se convirtió en mi actor favorito. Para un reparto tan pequeño todos hacen muy bien su trabajo aunque si nos ponemos realmente exigentes a quien digo que le faltó tanto en interpretación es a Nikolai Grinko. La pequeña Natasha Abramova nos roba además un impacto sorprendente (al ver la película me darán la razón).


La dirección fotográfica de Aleksandr Knyazhinsky utiliza como es normal en las películas tarkovskyanas tomas estáticas y simples de movimiento sobre todo en primer plano, y al igual que en El Espejo, sólo que mucho más contrastante en el uso del Sepia y el Color para en este caso diferenciar las escenas dentro y fuera de la zona, o tal vez será la diferencia entre el mundo real y el fantástico, y esto complementado con los sucios y postapocalipticos decorados hechos también por Tarkovsky y Aleksandr Bojm. Visualmente también se vuelve a exaltar a la naturaleza, solo que aquí esta algo muerta.
La música de Eduard Artemyev igualmente esta muy enfocada a mostrar el misticismo natural que se encuentra en la cinta, y esto acrecienta más el impacto de la imagen en el espectador.
Esta misteriosa película en la que se retratan los misterios de la vida es una más del genial Tarkovsky que ningún cinéfilo de verdad puede pasar desapercibida.

Calificación:

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