martes, 23 de febrero de 2010

Trono de Sangre: Derramando Poder


Película: Trono de Sangre (蜘蛛巣城 Kumonosu-jô, Japón, 1957)

Director: Akira Kurosawa.
Actores: Toshirô Mifune, Isuzu Yamada, Takashi Shimura, Akira Kubo, Chieko Naniwa.

Crítica: Es una gran cinta que nos sigue mostrando que Akira Kurosawa es uno de los mejores directores de la historia del cine japonés y del mundo.
En un Japón feudal, Washizu (Toshirô Mifune) y Miki (Akira Kubo) son dos guerreros que lograron la victoria para el reino del Castillo Telaraña. En su camino al castillo se pierden en un bosque donde encuentran a una bruja que le menciona a Washizu que el rey le dará una hacienda y posteriormente será el dueño del castillo y a Miki que lo ascenderán a un fuerte mayor al que dirigía y su hijo sucederá a Washizu como dueño del castillo. Los guerreros no le creen, pero cuando el rey los asciende como predijo la bruja una hambre de poder dominará a Washizu en búsqueda de llegar a ser el señor del castillo.
Akira Kurosawa nos muestra en un guión de él, Shinobu Hashimoto, Ryûzô Kikushima y Hideo Oguni quizá la mejor adaptación de Macbeth de William Shakespeare; adaptándolo a la sociedad japonesa de la época medieval conservando la esencia de la obra teatral inglesa. Es una gran historia, bien contada, con un ritmo muy bueno que cualquier película de aventuras y fantasía envidiaría, tiene un muy buen equilibrio de los aspectos técnicos y los narrativos, con unas actuaciones también bien dirigidas. Desde el inicio (el juego de nieblas es excelentemente aplicado desde el inicio al final) se muestran escenas impresionantemente bien hechas.


Las actuaciones principales también están muy bien equilibradas, Toshiro Mifume nos demuestra que también es uno de los mejores actores de la historia del cine japonés mostrando un personaje totalmente contrastante a algunos otros que hizo como en Barba Roja o Los Siete Samurai. Otra también muy buena actuación es la de Isuzu Yamada como la esposa de Washizu que llega a infundir miedo hacia su personaje.
La música de Masaru Satô, logra transportarnos perfectamente a la época y a la historia por medio de música tradicional japonesa junto con coros militares dándole un punto mayor a la cinta.
La dirección de fotografía de Asakazu Nakai tiene muy buenos ángulos y como dije antes el juego fotográfico con la niebla es excelente convirtiéndolo en un fuerte elemento narrativo.
Los aspectos técnicos en general son muy buenos, para su época tiene buenos efectos visuales, un buen maquillaje y un excelente diseño de producción y vestuario de Yoshirô Muraki, logrando una impecable efectividad visual.
En conclusión una película básica de la filmografía de Kurosawa, del cine japonés y una muy buena adaptación de Macbeth.

Calificación:

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