Director: Guy Ritchie
Actores: Robert Downey Jr., Jude Law, Rachel McAdams, Mark Strong, Eddie Marsan.
Crítica: Sherlock Holmes es el detective más famoso de la ficción literaria, y en esta cinta al estilo de Batman Inicia, se retoma un nuevo origen para el personaje de Arthur Conan Doyle, sin embargo la cinta se queda un poco corta para lo que Ritchie es capaz.
En esta cinta, Sherlock Holmes (Robert Downey Jr.) junto con su fiel amigo John Watson (Jude Law) investigan una serie de hechos delictivos que apuntan a una secta de magia oscura que busca obtener poder.
Guy Ritchie no se aleja de su estilo violento del todo: Muertes, peleas, artes marciales (que Holmes sí sabía y se menciona en una de las novelas) y nos da una cinta con una gran carga de acción. El guión de Lionel Wigram, Michael Robert Johnson, Anthony Peckham y Simon Kinberg muestra parte de los elementos básicos de Sherlock Holmes (su poder deductivo, su habilidad con el disfraz, su conocimiento de artes marciales, su poco cuidado por la limpieza, etc.), quitando algunos (su refugio en las drogas) y entablando como temática principal la relación amistosa entre Holmes y Watson. Pero el principal problema de la cinta se encuentra en el guión que no llega a transmitirle nada al espectador más que al momento, teniendo una historia que pudo haber dado para más, eso se levanta por el ritmo de Ritchie, lo bien técnicamente de la cinta y las buenas actuaciones.
Las actuaciones como mencioné anteriormente son buenas, Robert Downey Jr. muy bien como siempre y con un muy buen acento inglés, Rachel McAdams en su mejor papel interpretando a la sensual Irene Adler, Jude Law evita que su personaje caiga al cliché del amigo del héroe, pero el que no se salva del cliché (lamentablemente por el guión) es Mark Strong, quien con una actuación decente se convirtió en el clásico archienemigo.
Los aspectos técnicos son lo mejor de la cinta; la fotografía de Philippe Rousselot con escenas con eficaz movilidad que favorecen en el ritmo de la trama sin que se pierda el estilo fotográfico de la época victoriana.
La música de Hans Zimmer, como siempre es excelente y en esta cinta hace una combinación de sus trabajos en Piratas del Caribe (Instrumentalmente) y en Batman: El Caballero de la Noche (Rítmicamente).
Otro aspecto a destacar es el diseño de producción de Sarah Greenwood y los efectos visuales que lograron recrear excelentemente bien la época victoriana.
En resumen, una cinta de entretenimiento de calidad, que a pesar de un regular guión logra ser salvada por la dirección, actuación y los elementos técnicos.
Calificación:
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