Director: Charles Chaplin.
Actores: Charles Chaplin, Paulette Goddard, Tiny Sandford, Henry Bergman, Al Ernest Garcia.
Crítica: En esta película Chaplin manifiesta mucho mayor que antes una crítica social, produciendo el primer trabajo impecable que a mi gusto hizo en su carrera.
Charlot se encuentra trabajando en una fábrica, donde se mostrarán algunas de sus siempre clásicas torpezas, que provocan que sea despedido y después encarcelado. Un día conocerá a una huérfana que parece ser su alma gemela. Entre ambos ven un futuro de prosperidad económica en base de la búsqueda de un trabajo de parte de nuestro amigo vagabundo.
Chaplin siempre se distinguió por abogar por una sociedad mejor, la cual estaba dominada por la desigualdad, y en esta película logra plasmarla de una manera más que completa que sus filmes anteriores, donde además de ello, su estilo narrativo, ideológico y visual mejoran bastante en la muestra de una sociedad americana resentida por una fuerte crisis económica donde el futuro propuesto por el capitalismo parece ser la mayor ilusión de esa sociedad pero que no rinde efecto en la mayoría de la población cansada de vivir en estados de pobreza y planteada con los siempre excelentes gags de slapstick realizados por aquel vagabundo. Lo también interesante de esta obra es el paso intermedio que da entre el cine mudo y el sonoro que utilizará por completo en su siguiente filme; por medio de algunas secuencias de sonido escuchadas en el filme, otra muestra del avance tecnológico de aquella época. Siempre se ha dicho su influencia con Metrópolis de Fritz Lang, pero creo que más que tenga influencia ambas muestran una realidad social a través de una visión a futuro.
En su última actuación como el vagabundo Charlot, Chaplin nos regala momentos imborrables llenos de humor, pero a la vez de crítica. Paulette Goddard (quien luego se convertiría en esposa de Chaplin) realiza muy bien su papel y desarrolla la mejor química que haya tenido alguna mujer con Chaplin en su personaje de Charlot. El resto del cast lo hace bien, destacando al también clásico actor de las cintas de Chaplin, Al Ernest Garcia.
La fotografía de Roland Totheroh e Ira H. Morgan es al fin un trabajo más que respetable de una fotografía de un filme de Chaplin, donde el movimiento y los planos no decepcionan en lo absoluto.
La música de Chaplin es igualmente muy buena y lo destacable es la separación musical de algunas escenas y personajes, las cuales se complementan estupendamente.
En síntesis, la obra final de Chaplin como Charlot es el trabajo que finalmente me convenció de todo su talento.
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