Director: Charles Chaplin
Actores: Charles Chaplin, Georgia Hale, Mack Swain, Tom Murray, Malcolm Waite, Henry Bergman.
Crítica: Creo que esto esta sonando a cliché pero Chaplin sigue evolucionando en cada filme y este es prueba de ello.
Nuestro amigo vagabundo Charlot (Charles Chaplin) se dirige a las nevadas tierras de Alaska en busca de trabajar en alguna mina de oro o encontrar alguna beta que le de riquezas, pero en una tormenta de nieve se refugiará en una cabaña lo que le llevará consecuencias insospechadas.
En esta cinta Chaplin vuelve a darnos una gran historia sin dejar de relatarnos su denuncia a la pobreza de esos tiempos, los límites a los que se llegan a pesar que parezcan caricaturescos (Charlot comiendo un zapato para saciar su hambre), y un hombrecito con un gran corazón pero con unos pantalones que se caen al menor movimiento que se enamora de la primera mujer que observa sin importarle lo que piensan de él. Esta fórmula sigue siendo explotada inteligentemente por medio de una increíble serie de gags, de usar muy bien elementos dramáticos y hasta de suspenso y además de regalarnos grandes escenas que nunca se nos borrarán de la mente, y hasta que han sido usadas en la TV y el cine en varias ocasiones. En la edición que vi fue de 1942 y esta narrada por él y sin intertítulos, logrando un buen ritmo y además aumentarle el valor cómico a la obra. Aumentando a esto técnicamente también se supera Chaplin pues utiliza muy buenos efectos y una fotografía en evolución.
Después de la no tan buena recepción que tuvo Una mujer en Paris, Chaplin regresa con Charlot a las andadas protagonizando esta cinta sólo que ahora fuera del contexto que manejaba normalmente, y sigue sin decepcionar ni aburrir sino aumentar más el valor de este magnifico personaje. Georgia Hale y Mack Swain nos regalan también una muy buena actuación, de hecho Hale es un buen rostro que no afecta a que la protagonista mujer sea otro rostro y ya no el de Purviance; los que si pudieron dar más fueron Tom Murray y Malcolm Waite.
Como dije anteriormente, la fotografía de de Roland Totheroh va evolucionando y esta ocasión le da algo de movimiento a la cámara y hace mayor énfasis en los detalles y planos más cerrados que favorecen a las expresiones de los personajes, aunque no es un trabajo fotográfico antológico aún.
La música de Chaplin de 1942 es el mejor soundtracks que lleva hasta el momento.
Otra cinta básica a ver del genio de Walworth.
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