Director: Emilio "Indio" Fernández.
Actores: Dolores del Rio, Pedro Armendariz, Alberto Galán, Miguel Inclán, Margarita Cortés, Rafael Icardo.
Crítica: Clásico inmortal del Cine Mexicano, ganador del Gran Premio de Cannes, película indispensable para todo buen cinéfilo.
Xochimilco, Ciudad de México, gran centro comercial y turístico lleno de tradiciones fue testigo de una tragedia de amor en 1909 entre dos indígenas: María Candelaria (Dolores del Río) y Lorenzo Rafael (Pedro Armendariz), quienes se amaban como pocos pero el destino y sus pasados (María Candelaria era hija de una prostituta por lo que la sociedad de aquel poblado no la integraba) jugarán sucio en su futuro.
Este filme que Emilio "Indio" Fernández literalmente regaló a Dolores del Río como regalo de cumpleaños y por lo que sufrió en su proyecto anterior juntos Flor Silvestre, es igualmente un gran regalo para México y el mundo. Una película con una historia muy bella y a la vez terrible escrita por El Indio y Mauricio Magdaleno en la que se hace un retrato de la sociedad indígena y la mexicana prerevolucionaria donde los estereotipos en esa sociedad predominaban de una manera terrible y en cierta forma es una denuncia a esa forma de ser de muchos mexicanos que al menor chisme se arma un caos, en el caso de la pobre María Candelaria, algo que ella no quería (que su madre fuera prostituta) fue el desencadenante de alejarla de la sociedad. La cinta nos regala escenas memorables estupendamente bien realizadas que realmente es toda la película.
Las actuaciones estelares son creíbles y espectaculares en la forma en que caracterizaron su papel, hablando sobre todo de Dolores del Rio que encarna la belleza de las raíces mexicanas, Pedro Armendariz el enamorado que lucha por todo, Alberto Galán cuya obra es el detonante de las tragedias y Miguel Inclán como el charro macho y desalmado de los tiempos de Porfirio; dichas actuaciones son memorables en el cine mexicano. Algunas de las actrices que interpretaban a indígenas se les nota un poco de sobreactuación y en su forma exagerada de hablar pierden credibilidad, siendo este el defecto que encuentro en la película.
La fotografía de Gabriel Figueroa como siempre impecable y siempre luciendo los paisajes del México amado, en esta ocasión el bellisimo Xochimilco que es muy bien trasladado a la época porfiriana con los decorados de Jorge Fernández dando visualmente un resultado perfecto a este filme.
La música de Francisco Domínguez y Rodolfo Halffter muy bella y adecuada al melodramismo mostrado en la cinta.
Podría considerarse a María Candelaria como Lo que el viento se llevó de México, o probablemente mejor por ser un desgarrador drama de amor y una producción épica del cine nacional. Debe verse.
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