Director: Antonio Serrano
Actores: Demián Bichir, Ana de la Reguera, Juan Ignacio Aranda, Miguel Rodarte, Gerardo Trejo Luna.
Crìtica: Lo que no todos sabían del padre de la patria es un muy buen e interesante festejo para este bicentenario de la Independencia.
La cinta nos relata la vida que poco se cuenta de Don Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor (Demián Bichir) antes de iniciar la etapa insurgente. Miguel Hidalgo, siempre rebelde e irreverente ante la iglesia que pertenecía, tenía dos hijos, gustaba de las parrandas, apostaba, cantaba piezas prohibidas y su fascinación era la literatura y el teatro. En su estadía en el pueblito de San Felipe y tras ser destituido como Rector en el Colegio de Valladolid, encuentra la posibilidad de adaptar Tartufo de Moliere, cuya puesta en escena le cambió la vida.
Probablemente al público que no conozca aquella faceta de la vida de uno de los iniciadores del movimiento de emancipación del gobierno francés (conocido más como Guerra de Independencia de España) puede que catalogue a esta película como polémica por la representación de aquél héroe que se comió al hombre, y ese era el hombre y si se investiga se encontrará lo que se representa en la cinta, por lo que podemos catalogar de fiel a esta película escrita por Leo Eduardo Mendoza y Antonio Serrano y dirigida por éste último (a quien recordaremos por Sexo, pudor y lágrimas o La Hija del Caníbal). La historia está bien contada, quizá exista algún exceso de situaciones cómicas y que se le da mucho énfasis al Tartufo de Moliere, y es ahí los errores narrativos más importantes. Técnicamente está bien adaptado el filme a la época aprovechando los recursos técnicos y visuales para dar un buen espectáculo visual.
Las actuaciones no son grandiosas, cumplen y son convincentes, aunque sí destacaría a Bichir, De la Reguera, Aranda y Trejo que sí dan una de sus mejores interpretaciones en la gran pantalla.
La dirección de fotografía de Emiliano Villanueva es muy buena destacando tomas aéreas y planos de secuencia de buena duración y movilidad, el mejor aspecto de la cinta junto con el diseño de producción de Brigitte Broch y el vestuario de Leticia Palacios dan un aspecto visual digno de una superproducción.
La música de Alejandro Giacomán cumple al trasladarnos por medio de piezas clásicas a los finales del siglo XVIII y principios del XIX, da buenos acompañamientos musicales a las escenas añadiéndole más emoción; aunque tampoco lo considero un trabajo memorable.
Es una buena película que nos aleja del mito de Hidalgo, nos acerca más al hombre de ideales que fue de una manera entretenida.
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