jueves, 15 de octubre de 2009

La Pasión de Juana de Arco: Como Cristo pero con jueces cristianos.

La Pasión de Juana de Arco (La passion de Jeanne d'Arc, Francia, 1928)
Director: Carl Theodor Dreyer
Actores: Maria Falconetti, Eugene Silvain, André Berley.
Crítica: Majestuosa cinta con una sorprendente técnica y una dirección de actores genial. Para hablar de La Pasión de Juana de Arco es necesario conocer la historia de este filme: En su estreno, sólo se hicieron tres copias de la película, de las cuales 2 las destruyó la iglesia censurandola y cortandola, pero la copia que restaba se perdió con el tiempo hasta 1981 que fue encontrada en un manicomio Noruego, al encontrarla la cinefilia mundial estuvo de fiesta. Hasta principios de los 90´s se restauró pero en México no existe una copia en 35 mm más que una de 16 mm con los titulos en Español para México, que fue convertida en Dvd, pero muy pocos poseen ese dvd, uno de ellos está en Guanajuato. Ahora, hablando de la historia de esta invaluable película, trata acerca de los días anteriores a la muerte de Juana de Arco, mostrando su proceso y condena de muerte. En la película el director danés muestra la gran habilidad que tiene para mostrar emociones y un avanzado uso de la cámara, que junto con el guión de él y Joseph Delteil, basado en los textos de los juicios de Juana de Arco, crean una historia emocionante y con unas imagenes impactantes. Las actuaciónes son impresionantes: Maria Falconetti, una gran actuación muda, con unos gestos de angustia, llanto, dolor y miedo crean un personaje muy creible, y por el otro lado, los villanos, los sacerdotes igualmente muestran una muy real interpretación, tanto en vestuario, peinados, etc, que con lo que muestra Dreyer son unos verdaderos demonios. En la versión de Dreyer (y la que vi) no hay música, ya que Dreyer nunca pensó en musicalizarla, pero no hay pierde ya que la historia hace que tus oidos imaginen los sonidos, los llantos, todo eso. La fotografía es quizá lo que más destaca del filme, aunque no opaca lo demás, como mencione antes un gran y avanzado uso de la cámara por parte de Rudolph Maté, unos encuadres fantásticos que cualquier director de fotografía actual desearia hacer, un gran uso de cuadros cerrados, concentrados en los rostros de los actores, que marca una diferencia entre la santa y sus captores, la pureza de Juana de Arco se muestra con su suave piel y la inmundicia de los sacerdotes con lo arrugada de sus pieles, además que el movimiento de la cámara es muy bien usado en escenas donde se busca la reacción de muchas personas, además de mostrar una tremenda emoción en las escenas finales. Para finalizar, se destaca también el impresionante diseño de la escenografía, muy fiel a la época y a lo que se queria expresar. Definitivamente es una joya muda que debe verse, donde el silencio grita por la maravillosidad de las imagenes.

Calificación:

No hay comentarios: