Director: Luis Buñuel.
Actores: Arturo de Córdova, Delia Garcés, Luis Beristáin, Carlos Martínez Baena, Manuel Dondé, Aurora Walker
Crítica: Luis Buñuel abarca la locura del surrealismo en todos los sentidos en esta magnífica obra de su etapa mexicana.
Francisco Galván de Montemayor (Arturo de Cordova) es una persona muy rica y caritativa con la iglesia, no por nada es considerado entre los feligreses una persona a seguir. Pero durante el jueves santo en el lavatorio de pies Francisco se enamora de Gloria y pronto se casa con ella. Gloria se dará cuenta que lo que es en realidad Francisco es muy distinto de lo que aparenta en la sociedad.
El filme en el que según sus palabras, más puso de él, Buñuel, con un guión suyo y de Luis Alcoriza basado en la novela homónima de Mercedes Pinto y filmado en la Ciudad de México y Guanajuato; recrea de forma muy llamativa la locura de un hombre: las máscaras que presenta en la sociedad (sobre todo en la burguesa) y las obsesiones descontroladas (en el caso de Francisco son los celos), todo esto alrededor de un análisis de la cultura machista mexicana más acentuada que nunca en este filme que de inicio a fin absorbe al espectador con escenas y diálogos más que llamativos. Buñuel no se olvida de contener en esta gran película una crítica a la iglesia en esta ocasión a los ojos de alta clase social y como es de ley en Buñuel escenas surrealistas como la de el final que es terroríficamente espectacular, pero el surrealismo se encuentra intrínseco en su protagonista e igualmente por el diseño de producción art nouveau de Edward Fitzgerald y Pablo Galván que acentúan el estado mental del personaje. Es de notar que Alfred Hitchcock adoró esta película que fue su referente cinematográfico principal para Vértigo, película que comparte escenas similares a algunas del filme.
Las actuaciones son excelentes, sobre todo Arturo de Cordova, Luis Beristaín y Martínez Baena que se encuentran en las mejores interpretaciones de su carrera. Cordova logra causar un odio profundo de los espectadores hacia él. Delia Garcés sobreactuó algo por lo que disminuye algo de credibilidad en su personaje, siendo este el problemita del filme.
La fotografía de Gabriel Figueroa como siempre perfecta y esta vez destacaríamos los travelings en los espacios cerrados y los buenísimos encuadres dentro de la casa de Francisco que junto con los decorados dan una sensación visual más que interesante. Además Figueroa y Buñuel capturan con imagen la esencia de Guanajuato (el Distrito Federal ya lo había hecho muchas veces) en las pocas tomas que se realizaron.
La música de Luis Hernández Bretón no es muy destacable, pero le da muy correctamente aires de suspenso a la obra.
Es una cinta obligada para el cinéfilo, una de las obras maestras de este gran artista español.
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