Directora: Kathryn Bigelow
Actores: Jeremy Renner, Anthony Mackie, Brian Geraghty, Guy Pearce, Ralph Fiennes, Christopher Sayegh, Evangeline Lilly.
Crítica: Es una excelente cinta que retrata de buena manera la psicología del soldado por medio de escenas bien hechas y cargadas de suspenso.
Ante la premisa de "la guerra es una droga" la película nos presenta al Sargento de Primera Clase William James (Jeremy Renner), quien entra a la compañía Bravo a sustituir al caído soldado Matt Thompson (Guy Pearce) como jefe de una compañía encargada de desactivar bombas en la guerra de Irak en 2004. Durante el tiempo que están en el país de oriente medio, la compañía de James: El sargento Sanborn (Anthony Mackie) y el sargento Owen Eldridge (Brian Geraghty), está en peligro de muerte todos los días a causa de alguna bomba que no logren desactivar, por lo que en ese tiempo buscan hacer bien su trabajo porque tienen algo por lo que vivir.
En un guión del periodista Mark Boal (quien fue corresponsal en la guerra de Irak), Kathryn Bigelow lleva a la pantalla una historia interesante, cargada de acción y suspenso (sus géneros favoritos) además de que llega a crear cierta reflexión sobre la guerra, aunque quizá la historia pudo haber dado para más porque a algunos les podría resultar que sucede lo mismo todo el tiempo. Aún así crea una excelente cinta con un buen equilibrio técnico y narrativo, con un estilo que me recuerda a cintas como Pelotón o Salvando al Soldado Ryan.
Las actuaciones están muy bien y aunque algunos hacen papeles cortos (como Guy Pearce y Ralph Fiennes) hacen un buen trabajo, Jeremmy Renner, quien lleva el mayor peso en la cinta, convence en un papel de un soldado que al parecer no tiene miedo, pero ese es su refugio ante lo que lo espera en casa.
La dirección de fotografía a cámara en mano por parte de Barry Ackroyd es muy buena, creando bien el ambiente bélico y con el buen hecho que fue grabada con varias cámaras de 16mm una misma escena para captarla desde diversos ángulos, algo que para mi deberían hacer todas las cintas. Además que las escenas en cámara lenta quedaron muy bien.La música de Marco Beltrami y Buck Sanders es igualmente interesante, porque mezcla la música instrumental Hollywoodense actual con la de los países árabes, que nos mantienen en el contexto.
En otros aspectos técnicos son destacables el buen montaje de Chris Innis y Bob Murawski, el cuidado y sucio diseño de producción de Karl Júlíusson que nos transporta a Irak a través de Jordania (lugar donde se filmó la película) y los correctos efectos visuales.
Es una de las mejores cintas del año pasado (Es de 2008 porque se estrenó en el Festival de Venecia de ese año pero en salas comerciales estadounidenses hasta verano de 2009) aunque francamente no creo que se merezca el oscar, quizá se lo den porque es un trabajo que pocas veces realiza una mujer (pensando por la Academia).
Calificación:
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